Cada quien con sus mecanismos de evasión, prácticamente un derecho que viene asociado al libre albedrío y se transforma en una herramienta de supervivencia.
Adicción al ejercicio, comer chocolates sin pudor, revisar facebook 100 veces al día en vez de trabajar, hacer dieta aunque no sea necesario, coquetear sin discreción, comprar ropa que prácticamente no tienes tiempo para usar, hacer más zapping del médicamente permitido... suma y sigue.
¿Y la culpa? siempre viene asociada a la evasión. Siempre existe esa desagradable sensación de que hay algo a lo que le tenemos demasiado miedo como para asumirlo, entonces nos refugiamos en nuestros mecanismos, los que a lo largo de los años se van tornando más creativos y adictivos.
Lo más impresionante es que todos lo hacemos, pero nadie lo reconoce en una simple conversación, porque implica aceptar que no tenemos las herramientas para afrontar nuestras responsabilidades. Eso al parecer no está nada de bien, porque tarde o temprano tendremos que abrir ambos ojos y darnos cuenta que si nuestro pequeño dedo tapaba el sol era una simple ilusión.
Sin embargo, que dulce es la sensación momentánea de creer que simplemente no tenemos nada de que hacernos cargo.
22-02-2009
un dedo para el sol
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
http://blogs.elmercurio.com/revistasabado/2009/02/28/vacaciones.asp
ResponderBorrarhay que aprender a vivir esa sensación de no tener responsabilidades, que rrrrrrrico
queria conversar contigo...
ResponderBorrarcb
ola minha amiga longinqua
ResponderBorrarque fazer para voltar a ler-te...
para voltares a ler-me...
a escrita ai e aqui anda separada das nossas paragens, como se nos campos já não houvessem raizes e nas arvores ninhos..
que foi que o mundo nos fez para que deixassemos de canta-lo ??? será que ao inves não passamos apenas a vive-lo mais??
precisei vir ao teu blog pois vi o teu comentario no meu e fiquei com saudades de te ler...
agora queria voltar a ler-te e quem sabe dai... por isso...
voltar a escrever tambem.
força
deste lado de ca do mundo
pedro